Tras oír las campanas de la iglesia de Salvatierra cada 15 minutos durante toda la noche, al fin nos despertamos con la misma luz que nos despertamos.
El recorrido de hoy aunque corto se ha cobrado a su primera víctima, Amaia hoy nos ha tenido que abandonar. Ya le echamos de menos.
Mañana seguimos camino al pantano a darnos un baño si el tiempo nos deja. Esperemos que podremos disfrutar del agua al fin, ese preciado líquido elemento.
Por hoy suficiente, a descansar y mañana más.