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«¡Qué valientes!», han pensado muchos monitores después de ver cómo subían los papis y mamis al Gorbea.

Y es que a algunos les pesaban demasiado los almuerzos y los frutos secos que han empezado a comer por el camino. En cualquier caso la culpa siempre era de la niña pequeña que la pobre se cansaba aunque llegara antes que el padre.

Al final todos contentos pese al cansancio y planeando fechas para nuevas aventuras.

Muchas gracias a todos y todas las que habéis venido, y a los que no, pronto tendréis nuevas oportunidades para pasarlo tan bien con nosotros.

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