En los siguientes años, el niño cazó, aprendió, comió, durmió y vivió con los lobos.
Jugaba con los lobatos pequeños, pescaba peces entre los guijarros blancos del río, aprendió la ley de la selva, y seguía los castigos de la manada cuando la incumplía.
Aprendió lo que era la alegría, a jugar entre los árboles, a respetar al lobo que tenía al lado, a pesar de que no cazaban de la misma manera, a compartir cubil, a respetar a Los Viejos Lobos, aprendió de todo lo que era capaz, de lo alto que podía trepar los árboles y lo rápido que podía correr entre la maleza.
Era un niño lobo, sin pelaje ni colmillos, pero rápido, alegre y capaz como cualquier otro de la manada.
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¡Bien! Estáis que os salís.
La siguiente pista se haya en la siguiente coordenada:
42°50’07.7″N 2°41’31.1″W
Una vez lleguéis, buscad el código QR que estará escondido.
¡Animo!