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Pista Final

En el campamento lo recibe un equipo, gente joven, activa, sonriente, trabajadora, un grupo que lo recibe con los brazos abiertos.

El niño piensa en todo lo aprendido y recibido, mira a los pequeños lobatos, y a los intrépidos exploradores, y a los marineros y a los senderistas que vienen apenas tras de sí, y decide que sí, que quiere probar a educar.

Pasan años, o meses, o semanas, pero todo lo aprendido mientras enseñaba nunca abandona al niño, y los recuerdos formados son unos que no lo abandonarán.

Al final de este campamento, de esta etapa, el niño se encuentra una vez más con otro cruce de caminos, el mundo se extiende frente a él una vez más, ve a más gente con la que colaborar, más cosas que descubrir, más cosas que hacer.

Es un camino del que no ve el final, pero lo coge contento, seguro con el peso de todos los pasos dados hasta ahí, y con más emoción que miedo de lo que hay delante, porque sabe que es :

Un lobato

Un explorador

Un marinero

Un caminante

Un scout.

Sabe que elija lo que elija será su camino, y o será el correcto, o él lo hará así.
¡Enhorabuena!

Habéis completado con éxito esta caza del tesoro, ¡felicidades!

Dirigios a las coordenadas siguientes, mandadnos un selfie y ya habréis acabado la gran caza:

42°50’34.3″N 2°42’22.1″W
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